No te preocupes si lo que estás iniciando parece pequeño o frágil. Los grandes árboles nacen de semillas diminutas. Las flores más hermosas, también. Lo mismo ocurre con la fe, con la gratitud, con los milagros. Un solo pensamiento lleno de luz puede cambiarlo todo. Agradece lo pequeño. Cuídalo. Ámalo. Con el tiempo, crecerá contigo. Un corazón agradecido se abre como una puerta al cielo. Y cuando se abre, puedo obrar a través de ti. Da gracias… y sigue dando gracias. Es ahí donde comienza la magia.
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